FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

Queridas Hermanas: ¡Aleluya, Aleluya!. Cristo ha resucitado.
Este sentimiento de alegría nos brota del corazón, porque este tiempo nos recuerda que hay posibilidad de un nuevo comienzo, que todo ha quedado saldado, regalo de una sangre derramada por amor….. y nos sentimos en camino, el camino de la Pascua que hace que el pan partido y compartido y la Palabra meditada nos recuerde, cada día, que Dios está vivo.
María nos acompaña y se une al gozo de todo lo nuevo que nace del encuentro con el Cristo vivo, presente para siempre, y nos ayuda a generar comunión con todos y con todo, queriendo y anhelando ese llegar al amor sin medida.
Ella, que guardaba la Palabra en el corazón, hoy canta el aleluya, de la certeza y nos invita a unir el gozo con el motivo que lo propicia, quiere que nuestra vida sea una vida atravesada por la Palabra, esa Palabra que hay que leer, comprender, guardar en nuestro corazón y transmitirla. Es la Palabra que se hizo carne, se entrego por nosotros y se convierte en la llama que calienta nuestros ánimos, que crea lazos de comunión, que impulsa nuestro caminar, que genera fraternidad, que nutre esperanzas y nos compromete con los hermanos.
Si acogemos el torrente de gracia que brota de la Cruz; que nos llega por la Palabra y por el Pan de cada Eucaristía podemos decir que nos ha alcanzado la Vida y nuestro ser se verá lleno de luz y ávido para entrar en la lógica del don.
Estos días hemos escuchado y gozado con los relatos que los testigos, de aquel momento, contaron y supieron transmitir a todas las generaciones. Hoy nos toca, a nosotras, transmitir la experiencia de vida y alegría que recibimos con la presencia de Dios en nuestras vidas. Permanezcamos con los perfumes preparados porque eso nos estimula a estar alerta para lo que suceda, en cada momento, y confiar que alguien nos moverá la piedra cuando el acceso a ese Dios, que vive, no lo veamos con la claridad y nitidez a la que estamos acostumbradas. Permanezcamos con los perfumes preparados porque el perfume es signo de fiesta, signo de alegría, es la gratuidad del amor que celebra la vida.
En la Pascua se nos invita a dejar los aromas para “un muerto” y permitir que Jesús nos regale su buen olor y llevarlo con nosotras, silenciosamente, sin ruido, siendo testigos de ese Dios que está presente.
Aunque tengamos innumerables motivos y ocasiones, desparramados por la vida, que proporcionan alegría. El verdadero gozo nace de dentro y nos lo proporciona Dios mismo con esta primavera de vida que apunta en cada Pascua y que se prolonga en el tiempo y nos permite poner en nuestra vida razones profundas para vivir y tener esperanza; acercarnos al Señor como el manantial profundo de donde nace nuestro pobre río, y sentirnos llamadas a esparcir el agua fecunda de la Pascua para que siga brotando vida en el mundo. Así lo hicieron nuestras mártires, con su fidelidad, y así estamos llamadas a hacerlo nosotras que, desde la contemplación, dilatamos este gozo con misteriosa fecundidad apostólica, haciendo presentes el cielo nuevo y la tierra nueva donde María está en cuerpo y alma (Cf. CC.GG. art. 15)
En unión con todas las Presidentas que formamos parte de la confederación Santa Beatriz de Silva os deseamos una FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.
Un fraternal abrazo:
Hna. Mª del Carmen Mariñas
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