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Foto del escritorConcepcionistas OIC

Curso federal de Liturgia


Del 31 de julio al 4 de agosto nos reunimos, en Santiago 14 hermanas de nuestra Federación para participar en el curso de Liturgia que nos impartiría la M. Almudena Vilariño, Benedictina del Monasterio de S. Paio de Antealtares.


Después de un saludo y presentación nos centramos en el tema, destacando que la Liturgia de las Horas es la oración comunitaria y pública de la Iglesia.


La Liturgia es vida, nos recalcó con mucho énfasis, porque es la Palabra la que va modelando y transformando nuestro corazón, nuestras palabras y acciones, y no al revés. Toda celebración tiene que llevar a la vida, si no lo hace queda ahogada y no da fruto, y a la inversa, la vida es asumida por la plegaria.


La Liturgia de las Horas es una oración que se reza fundamentalmente con los Salmos. Estos son un conjunto de plegarias y oraciones que el pueblo judío rezaba –y reza- de forma individual o comunitariamente. Nuestro Señor Jesucristo, la Virgen, los apóstoles oraron con ellos como Palabra de Dios que son. Son unos textos venerables, bellos, en los que puedes encontrar todos los sentimientos que bullen en el corazón humano: amor, alegría, tristeza, nostalgia, arrepentimiento, e incluso, ira y venganza. Porque la Palabra está encarnada en la vida humana. Claro que, desde una clave cristiana, tales expresiones de venganza y odio hacia los enemigos, se dirigen al Maligno y al mal que hay en nuestro interior, jamás contra el hermano. Realmente, hay que amar los salmos para amar la Liturgia.


Oramos siete veces al día para santificar nuestra jornada, para mantener viva en nosotros la Presencia, el recuerdo de Dios, como nos enseñan los Padres del monacato. ¡El día tiene tantas preocupaciones y afanes! necesitamos elevar el alma de cuando en cuando y recordar que nuestro fundamento y ancla de esperanza es Dios.


La Liturgia no es una “oración espontánea” – tiene sus reglas que se han de respetar para mantener precisamente esa comunión con el resto de bautizados- pero, no es algo estático, ¡nos lanza a la vida! tomamos la Palabra del Señor, en su Presencia, y oramos a favor de todos como hizo y hace Cristo ante el Padre.


La Liturgia de las Horas nos “descentra”, nos hace salir de nosotros mismos y abre nuestro horizonte hacia las “periferias existenciales”, porque todos esos sentimientos y situaciones que expresamos en los salmos si no los está viviendo uno personalmente, sí los está experimentando alguien. De este modo se cumple en nosotros aquello que nos enseña san Pablo: “Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan” (1 Cor 12, 26).


Nos habló del movimiento litúrgico propiciado, principalmente por Benedictinos y los avances que se han ido dando en la pastoral litúrgica.


Quedamos muy agradecidas por su interés para que sintamos que formamos una inmensa cadena de orantes, en alabanza y acción de gracias al Señor.



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