Con el lema: Caminando en esperanza” nos disponíamos a acoger esta jornada de la Vida consagrada con la responsabilidad de abrirnos a esta virtud teologal para ser generadores de esperanza en nuestro entorno.
La diócesis señaló que nos reuniríamos el propio jueves 2 de febrero, a las 17 horas, con una Eucaristía presidida por el Sr. Obispo, en el monasterio cisterciense de San Miguel de las Dueñas.
El Delegado de religiosos/as, D. Juan José Prieto, nos envió una carta de invitación para participar en el evento, remarcándonos las ideas principales que los Obispos españoles nos han dedicado en este día de la Vida consagrada. Quienes, en su mensaje para este día, nos recuerdan que «Cada mañana trae su propio camino» y «solo puede aventurarse en él sin extraviarse quien lo afronta bajo el signo de la esperanza en Jesús resucitad».
«Caminando -explican- es un gerundio que hace referencia a una acción continua y persistente, que no se cansa ni se detiene, que conlleva paciencia y tesón». En esperanza, «indica un modo muy concreto de llevar adelante dicha acción a través de la virtud cristiana más necesaria para quien desea vivir en marcha y volcado hacia el futuro que hemos de construir todos los miembros de la Iglesia unidos».
La Jornada de este año invita a contemplar «el talante y el horizonte» de los que se consagran a Dios «caminando en esperanza» para «ser cada día apóstoles del reino, levadura en la masa, semilla en la tierra, sal en el guiso y candelero en lo alto».
«Para ir lejos -advierten los obispos- hay que dar un paso detrás de otro con «determinada determinación». Y hay que hacerlo cada día con ánimo esperanzado» siguiendo el ejemplo del anciano Simeón y la profetisa Ana que «supieron sembrar con paciencia y recoger con gratitud, servir calladamente y cantar de júbilo, esperar a que el Mesías se abriera camino hasta ellos y caminar compartiendo con todos la esperanza del Señor».
En respuesta, a su invitación, participamos un nutrido grupo de consagrados en la eucaristía que presidió el Sr. Obispo. De Villafranca vinieron 3 Concepcionistas y una Clarisa y de Ponferrada fuimos 4 Hermanas. La celebración fue participada por todos, a nosotras nos encargaron la acción de gracias.
En la homilía el Obispo nos dirigió unas sustanciosas palabras que, en ese entorno, resonaban con sabor a compromiso y ánimo, a responsabilidad y aliento, a tarea y estímulo.
Concluida la celebración nos adentramos en el recinto del Monasterio para tomar juntos un chocolate que agradecimos porque fue un momento de compartir y saludarnos.
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